3- Análisis de la experiencia
Como grupo teníamos una idea de lo que nos encontraríamos, ya que es muy común dentro de la universidad encontrarse con comentarios acerca del consumo, quien consumo, cómo y dónde lo hace, por lo que es fácil darse cuenta que obtener droga en la universidad es algo común para los alumnos, habiendo personas incluso que cultivan en su casa y luego la regalan a sus amigos. Aun así nos sorprendió que en algunos casos consumieran otras cosas, ya no marihuana o tabaco, sino que fármacos como el mondafinilo o los sedantes, medicamentos que al generar adicción son altamente tóxicos para el cuerpo.
Otra cosa que nos llamo la atención fue que facultades como ciencias salieran como una de las más estigmatizadas por el consumo, ya que cuando pensamos en cuales saldrían nunca se nos ocurrió la facultad de ciencias, aunque igual hubiera sido extraño que los estudiantes de ciencias se mantuvieran al margen de todo lo que ocurre en Juan Gómez Milla.
Nos pareció una experiencia muy grata para conocer más sobre las drogas y como estas son algo tan cotidiano en los estudiantes, ya que al preguntarles no tenían ningún pudor en contestar las preguntas, muchos incluso se tomaban la molestia de explicarnos los efectos de algunas drogas que desconocíamos (como los hongos), o de relatarnos sus experiencias con las drogas. Lo cual también demuestra lo poco importante que es para ellos, el saber que poseer drogas es un delito.
Como grupo teníamos una idea de lo que nos encontraríamos, ya que es muy común dentro de la universidad encontrarse con comentarios acerca del consumo, quien consumo, cómo y dónde lo hace, por lo que es fácil darse cuenta que obtener droga en la universidad es algo común para los alumnos, habiendo personas incluso que cultivan en su casa y luego la regalan a sus amigos. Aun así nos sorprendió que en algunos casos consumieran otras cosas, ya no marihuana o tabaco, sino que fármacos como el mondafinilo o los sedantes, medicamentos que al generar adicción son altamente tóxicos para el cuerpo.
Otra cosa que nos llamo la atención fue que facultades como ciencias salieran como una de las más estigmatizadas por el consumo, ya que cuando pensamos en cuales saldrían nunca se nos ocurrió la facultad de ciencias, aunque igual hubiera sido extraño que los estudiantes de ciencias se mantuvieran al margen de todo lo que ocurre en Juan Gómez Milla.
Nos pareció una experiencia muy grata para conocer más sobre las drogas y como estas son algo tan cotidiano en los estudiantes, ya que al preguntarles no tenían ningún pudor en contestar las preguntas, muchos incluso se tomaban la molestia de explicarnos los efectos de algunas drogas que desconocíamos (como los hongos), o de relatarnos sus experiencias con las drogas. Lo cual también demuestra lo poco importante que es para ellos, el saber que poseer drogas es un delito.
4- Conclusión
¿Son las drogas una buena manera de sobrellevar la exigente rutina universitaria, o son más bien un flagelo que en vez de ayudar a mejorar la calidad de vida del estudiante sólo la empobrece?
Con esta pregunta comenzamos nuestra investigación y gracias a las encuestas hechas a los estudiantes de distintas carreras observamos inquietantes resultados.
Nosotros, como estudiantes universitarios, teníamos una idea de cómo serian los resultados, pero con sólo revisar la información obtenida y realizar los gráficos, nos percatamos de que el problema es mucho mayor de lo que se piensa. Efectivamente, los estudiantes son grandes consumidores de drogas, desde el tabaco hasta medicamentos, pasando por el gran común en todas las carreras, la marihuana.
El mayor consumo se observa en ocasiones de fiesta y con amigos, generándose un consumo de carácter social, lo que no es desconocido para nadie. Donde hay fiesta o reuniones sociales, el tabaco, el alcohol y otras drogas se hacen presentes y, ciertamente, el saber efectivamente que los alumnos consumen en estas instancias no sorprende, más bien se toma con normalidad en sus acciones como jóvenes.
Lo que sí llama la atención de sobremanera es que el 96% de los jóvenes universitarios creen efectivamente que ser estudiantes es un factor de riesgo. Ellos saben que el acceso a las drogas es mucho más factible dentro de la universidad y que si se quiere conseguir droga para consumirla en forma habitual, no será un problema hacerlo directamente dentro de la institución, por medio de amigos u otros estudiantes. Esto nos dice que volverse un adicto no es tan complicado cuando el acceso a la droga no tiene impedimentos y cuando el mismo consumo puede ser desarrollado en el lugar donde se pasa la mayor parte del tiempo, entorno que en este caso llamamos universidad.
Otro punto importante en la encuesta, es que los estudiantes opinan que los periodos de estrés, llámense semanas de pruebas o fines de semestre o año, son periodos en donde el consumo de drogas se incrementa notablemente. Las principales son el tabaco y el café (siendo la cafeína el causante de la adicción), que por ser drogas lícitas no dejan de ser agentes dañinos para el organismo. Esto nos dice que los jóvenes universitarios tienen un cierto descontrol en periodos, donde comer o dormir no son acciones esenciales ya que no contribuyen de forma directa al estudio y por el contrario, ocupan tiempo que entre comillas podría ser productivo.
Este proyecto nos ayudó, principalmente, a darnos cuenta de que el consumo de drogas
de los jóvenes no necesariamente está en las poblaciones, ni tampoco en la calle propiamente tal; es un fenómeno más cercano de lo que creemos, y como tal, hay que enfrentarlo bien desde el interior de cualquier institución, en este caso nuestra Universidad, para lograr un mejor resultado en las políticas públicas anti-drogas.